Cómo aparentar ser importante o el «Síndrome Proletario Karen Walker»

El Síndrome Proletario Karen Walker (en adelante SPKW), es una distorsión de la percepción ajena sobre nosotros mismos, que se da cuando la gente se cree que eres rico pero en verdad tienes menos categoría que un producto comprado en el Lidl y revendido en un rastrillo benéfico para algo de caridad o una estupidez similar, pero tú quieres en verdad que la gente crea tu capa supercial y olvide la bajeza que esconde tu ausencia de ceros en tu cuenta bancaria.

Karen Walker, ejemplo a seguir por todos los que queremos ser algo en la vida y no tenemos dinero para serlo, por lo que tenemos que inventarnos una imagen que vaya acorde a nuestro deseo.

Hablemos un poco del origen de este síndrome. Karen Walker era una fictica mujer rica de Nueva York, es una mujer adicta a las bebidas alcohólicas y a cualquier tipo de medicamento. Fue una persona extremadamente sarcástica y desinhibida, que ve la vida desde un punto de vista muy particular. Karen es un ejemplo a seguir, porque al ser rica, es mejor persona. Puede estar muerta por dentro como nosotros, pero su superficialidad le dota de una coraza que levanta envidia, y eso, siempre es estupendo.

Hablar por móvil, maquillada y enjoyada en un baño de espuma, es una actividad diaria indispensable cuando quieres aparantar ser trinfador.

El SPKW es por tanto una maravillosa forma para hacerte fuerte en tu imagen aún cuando tus cimientos económicos son menos consistentes que los de un mileurista al que le quedan 69 años de hipoteca de una VPO.

Cuando cuentes tus problemas, finge mayor preocupación de la que tienes, y ve perfectamente engalanado. Nadie le da credibilidad a un mendigo, pero tener falsas joyas de Tiffany's te da mayor verosimilitud a tu historia.

Pero para ser como Karen Walker y padecer con plenos derechos este estupendo síndrome, hay que hacer varias cosas, todas desde el estudio y la sofisticada crueldad:

  1. No trates a tus semajantes de iguales. Los que se dicen a ellos iguales sólo quieren expresar su mediocridad conformándose con son son igual que otros mediocres.
  2. No hagas comentarios gratuítos, u objetivos. Adopta un léxico sofisticadamente cruel, para que crees desconcierto a la vez que des ejemplo de tu basta cultura. Sustituye por ejemplo «qué bonito peinado» por «eso que te has hecho debe de haberte costado poco, tu peluquero debería de ser inmigrante y no entender nuestra sociedad, porque el aspecto de desplazada de guerra que te ha dejado no se quita ni amputándote la cabeza«.
  3. Busca alternativas a situaciones ordinarias. Por ejemplo, en vez de ir a un supermercado de esos «económicos», ve al más caro, y no lleves más de lo que te quepa en una bolsa, y que uno de esos productos sea siempre un cosmético. Pronto estarás demacrado por el hambre y la disentería pero con un cutis estupendo y la gente pensará que tienes muchos problemas pero una personalidad de hierro porque luces genial aunque el dolor te esté desgarrando las entrañas.
  4. Ejercita el dramatismo y empina el codo. Ten siempre una copa a mano. Si alguna visita llega a tu casa, y estás pasando por una mala recha, y ten siempre una copa de Martini en la mano, siempre puedes abrir la puerta e inspirar aire de forma teatral, y la gente se quedará maravillada con tu clase a la hora de estar destrozado. Opcionalmente si eres mujer puedes haberte echado rimmel en los ojos, y aparecer con éste corrido, y si eres hombre puedes dejarte el nudo de la corbata desabrochado o la barba de tres días.

Así que queridos amigos ganaréis en calidad de vida y seréis un fiel reflejo del espíritu Walker, y todo aquel que os vea, siempre os creerá en fiestas de alto copete, tomándote alguna delicatessen en forma de canapé de ahumados y algún queso suizo, cuando en verdad, está en el Lidl de otra provincia comprando y peleándote en el Primarks por el lote de ropa interior de 10 slips a 3€.

Todo es imagen, todo es voluntad, se lo que no eres, se Karen Walker.